14.9.09

Amor en automático

Una amiga me prestó un libro... Temblando de felicidad me despido. En él...fórmulas y lenguajes de amor desde tiempos de la Revolución. Cartas de cortejo, felicidad eterna, lisonjeras, cartas prohibidas, a escondidas, tentaciones, ruptura...
A mis 23 años he vivido gran parte de esta inmensa gama que va desde un amor intenso a una tortuosa decepción. Quien controla el amor, tiene el poder.
Sonrío al pensar en las cartas que escondía en el hueco de la raíz de un árbol, en el parque frente a mi casa, cuyo destinatario recogería horas más tarde. Me estremece recordar la emoción que sentía cuando hallaba su respuesta debajo de una losa junto a la fuente del mismo parque. Era un juego de niños, un juego de amor inocente y puro.
Al igual que los cuerpos se van desarrollando, el amor madura y se convierte en algo más exquisito, como el vino añejado, es posible deleitarse con las tonalidades que la luz deja ver a través del cristal... el amor toca la punta de la lengua y juguetea con las papilas gustativas, finalmente provoca esa sensación de bienestar que hace desear, a quien sea, abrir los ojos para descubrir las bondades del paraíso.
El siguiente trago es inesperado y todo éxtasis se ve reducido a una amarga decepción.
Quedan más botellas en la cava, quedan más sensaciones por descubrir. Ninguna será mejor que otra, todas cumplen con su cometido de brindar una experiencia única, ya sea dulce o amarga, es exquisita... es la vida.

1 comentario:

b dijo...

interesantísimo... pero hay botellas de vino que son inigualables, siempre las añorarás y buscarás degustar nuevamente su saber (sí, con e).