24.11.08

Sin arrimones

La red de Transportes de Pasajeros sacó, a principios de 2008, el programa Atenea, red de microbuses exclusivos para mujeres. No más toqueteos, miradas masculinas bajo nivel de la barbilla, espejos en los zapatos, comperrrrmisitoooo, roces "sin querer". Recién encontré uno de estos microbuses que circulan desde enero,que alivio para quienes nos negamos a tocar un volante, pero que joda la del chofer de andar rechazando a los "despistadillos", que no pueden ver más allá de su nariz y menos un letrero de semejante tamaño que los invita a esperar su turno con base en su género:

10.11.08

¿SÍ? ¿seguro? ¿en serio sí? bueno ¿sí o no?

Hace mucho que no tenía tanto tiempo libre en domingo. Sacaron a mi equipo de futbol del torneo antes de concluir el semestre y ahora puedo picarme los ojos y tener tiempo para más ocio. Justo cuando me hartaba de las cuatro paredes, me hablaron para invitarme al cine. Tomé una chamarra y abrí la puerta. Oí el grito desgarrador de mi tío que vive a lado. No lo pensé y corrí a ayudarlo...
Un condenado ratoncito hacía de las suyas y correteaba en el cuarto donde mi tío reposaba, recién operado de la rodilla. Desafortunadamente, él tenía una obsesión por deshacerse de todos los ratones del mundo...
Estaba segura que llegaría tarde a la función de las ocho.
Durante una hora y media perseguí al susodicho por el estudio, detrás de los muebles, el patio y finalmente el jardín. Nunca lo atrapé, y ¡qué bueno! mi obsesión es precisamente lo contrario, no tengo corazón para matar ni a una hormiga. Cuando estuve en Lyon durante el verano, tuve por compañera a una araña patona que vivió en una de las esquinas de mi cuarto por un mes. Abejas y moscas son auxiliadas para encontrar una salida por la ventana de mi cuarto cuando quedan atrapadas en la casa. Eso sí... los mosquitos y las cucarachas no tienen perdón ni nadie que me quite el sueño o me haga vomitar...
La obsesión de mi madre es guardar la ropa que salga de la secadora antes que comer e incluso respirar. Un amigo de la universidad vive con una cámara pegada a la mano y con el facebook casi casi como fondo de pantalla. Otra amiga no puede escuchar música o ver la televisión si las rayitas del volumen no están en un número par.
En fin, uno encuentra obsesiones raras ¡y lo que le sigue!

9.11.08

Una vida dura pero heroica

Desde hace mucho dejé de tener esos mal viajes cuando, por ejemplo, te pones a pensar que será de ti cuando acabes de estudiar, o si vas por un buen camino hacia lo que te gusta o el miedo al fracaso... también casi he dejado de fumar, no voy a negar mi gusto por un cigarrito de vez en cuando una tarde durante el fin de semana. Ahora hago más ejercicio, me organizo mejor, leo más, me enojo menos (supongo...) y tomo más agua que cerveza.
El miércoles pasado me di cuenta que personas felices como yo, somos comodinas y nos arreglamos nuestro mundito para que todo esté bien para nosotros...
En uno de esos trabajos de producción y entrevistas en video que nos dejan en la carrera de Comunicación, se nos ocurrió entrevistar a una mujer encargada de la capacitación de bomberos, brigadas y cuerpos de emergencia para empresas. Fuera de esa gran máscara ruda de una mujer joven que tuvo que luchar por abrirse camino en un mundo varonil, enfrentarse a la muerte, a la tragedia, y al mismo tiempo ser madre soltera de cuatro.
Hace tres años tuve la oportunidad de entrevistar también al cuerpo de bomberos de la delegación Benito Juárez, ahí surgió mi interés por el heroico trabajo de gente que inicia buscando cubrir una necesidad, pero termina por enamorarse de su labor de salvar vidas.
"Es como una adicción -me decía la bombera- una vez que salvas a alguien y lo miras a los ojos, el agradecimiento que comunica su mirada es la mejor paga". Ese miércoles cinco de noviembre pudimos ver una muestra a escala de lo que se enfrentan estas personas, fue entonces que me puse ese traje de bombero de 7 kgs y con una manguera me disponía a cesar el fuego de un tanque de gas que se incendiaba adrede para llevar a cabo una práctica de chorro de agua. El miedo me invadió de inmediato, flamas de 10 metros de altura rugían frente a mí. Al final, mi equipo y yo conseguimos apagar el fuego a punta de gritos y regaños de los bomberos quienes nos instruían en esta práctica. Mis respetos al Heroico Cuerpo de Bomberos, de México y de todo el mundo, quienes día con día arriesgan su vida por resguardar la de otros.