26.3.08

Soledad aparente

El dorado tiñe las blancas tierras del desierto. A lo lejos, viendo de frente al sol, se levanta un majestuoso paisaje monocromático de siluetas montañosas. A espaldas del astro, la piel rugosa de los pliegues (ahora iluminados) juega con las sombras y distintas tonalidades de la tierra. El sonido del silencio cubre el valle. Paz y quietud.

Entre amarillos, blancos, verdes y dorados corre y luego vuela, ese ser libre.

Sube la montaña, se despeina con las agujas de las coníferas y regresa rodando al cálido desierto, se levanta cubierto de blanco y retoma su camino enérgico y entusiasta. La noche también es hermosa. Ahora sólo camina, siente su rostro enfriarse y se encorva ligeramente. Susurros llaman, voces resuenan en un eco y siente el temor de un niño pequeño. Se detiene y escucha. La reflexión y la verdad viven en su interior. Sigue caminando y percibe una nueva sensación, es nuevamente la libertad, pero una libertad distinta, fresca y ligera. Se inclina y toma un puño blanco entre sus manos, lo libera y el viento hace el resto.

Los contornos negruzcos en el horizonte abren paso a morados, rojos, rosas y azules en el cielo.

Llevan consigo un gran velo azul obscuro con incrustaciones de pequeños diamantes y una perla cuneiforme. El ser camina hipnotizado, la perla se asoma esporádicamente durante su andar entre ciénagas del desierto. El viento levanta sus cabellos y sopla en una sola dirección, las candelillas se inclinan a su paso y los chamizos crujen bajo sus pies. Vive un estado de paz y se armoniza con las otras criaturas que lo observan pasar. Nuevas voces llaman, el amanecer se acerca.. se detiene.. y no teme porque la noche debe terminar, las nubes deben irse y abrir paso al sol, que de un momento a otro se elevará.

Y volverán a haber amarillos, blancos, verdes y dorados.

13.3.08

¿Hasta qué punto?

El pensamiento católico nos dice que debemos amar a nuestro prójimo, ¿y qué es amar? ¿sacrificio? ¿entrega?..
¿hasta qué punto debemos llegar sin lastimarnos nosotros también? ¿o acaso es egoísta pensar en nosotros mismos? ¿no debemos amarnos también y así amar a los demás?

El egoísmo tiene distintas fronteras para todos. Hasta que punto puedo entregarme y permanecer en un punto seguro, ¿o acaso querer permanecer con seguridad es ser egoísta? Esta semana salí a manejar un poco con mi mamá para perderle el miedo al volante, estuvimos casi dos horas dando vueltas. Cuando llegamos a Universidad y Parroquia se armó un pequeño tráfico, sólo recuerdo que en el siguiente momento que volteé vi a una señora, como de unos 70 años, tropezar y volar por los aires hasta darse un trompazo en la banqueta. En ese momento, pude visualizar la escena como si alguien la hubiera tomado en cámara lenta, oía a lo lejos unos ruidos que no alcanzaba a distinguir y mis manos tantearon el aire por unos segundos.

Un jalón muy fuerte me hizo regresar a la realidad, los ruidos se convirtieron en los gritos de mi mamá y pitidos de varios autos que hicieron fila atrás de mi. Mi primera reacción fue el tomar nuevamente el volante y acelerar para evitar un choque masivo. Dejé a la señora atrás. En ese momento me sentí triste.. impotente, no puedo creer que haya estado a punto de tener un accidente. Esta vez estuvo mi mamá para llamar mi atención. ¿Cuántas veces nos encontramos con este tipo de cosas en el camino.. que a pesar de tener buenas intenciones, a la larga (o a la corta), pueden hacer que nos hundamos?

Por más impotentes que nos sintamos, no podemos manipular el mundo a nuestro gusto.., las cosas son como son y hay algunas que están a nuestro alcance y otras que no.. esas hay que dejarlas que sigan su curso natural. Ese día lloré mucho, ese día sentí la impotencia en carne propia, no pude ayudarla, no pude hacer nada.. tuve que pensar primero en mí.. ¿acaso fui egoísta? depende como lo vean, por lo pronto.. a hacer lo que está en nuestras manos.. a no intervenir en lo que no nos corresponde.. así no seremos egoístas o desinteresados, sino humanos que reconocen sus limitaciones.

4.3.08

A limpiar y a secar..

Caminaba sobre la calle de Parroquia pensando en mis múltiples pendientes, lo complicado de las relaciones humanas y en mi estómago gritando por comida. Un canto me distrajo de mis pensamientos, era uno de esos limpiaventanas que removía el jabón de una tienda.. lo gracioso es que el hombre por agilizar su trabajo, balanceaba el columpio de un lado a otro pasando el trapo por el vidrio enjabonado. Se ve que se divertía, a pesar de ser un trabajo pesado y rutinario.

Se trata de encontrarle el lado divertido a las cosas, sin importar la situación.