23.6.08

Con el ritmo de un cri cri

Las historias están en todos lados, en lugares tan simples como observar una hoja caer o una persona barrer la entrada de su casa. Es cuando uno divide su atención en el presente cuando se da cuenta que hay vida alrededor y que cada detalle sigue su propio ciclo y que en ocasiones, podemos ser parte de ese mismo ciclo. Caminamos sobre una línea y nos saltamos a otra para después volver a la misma línea, pero al fin y al cabo persiguiendo el mismo fin. Al momento que morimos dejamos un lugar para el que está naciendo y la importancia que teníamos en este mundo se ve transformada...
En una ocasión encontré una pequeña cucaracha, moribunda y patas arriba en la esquina de la cerrada donde vivo, estaba completamente rodeada de hormigas. Volví al día siguiente y únicamente había un par de alitas abandonadas... Quizá Süskind observó algo similar, al menos a mí me recordó un poco a Grenouille y ya que lo menciono, creo que nos falta un poco ser como él, hemos perdido la capacidad de contemplación, de escuchar, llenamos nuestra cabeza de basura que nos impide ver más allá de nuestra nariz donde está la vida.
Vivimos en nuestra pequeña burbuja que muy de vez en cuando rompemos si nos alejamos de nuestra rutina, sin embargo, la comodidad de la vida moderna teje rápidamente una nueva capa para sustituir a la anterior.
Hay que salir, arriesgarse y vivir. O romper esa pared que muchas veces construimos hacia nuestro interior, entrar y vivir. Existen muchas maneras de hacerlo de acuerdo a nuestras necesidades. EL punto es no quedarse inerte y llegar a una edad en la que te das cuenta que no te conoces, ¿qué o quién eres?
Cada momento es demasiado hermoso como para sufrirlo. Ríe, lee, escribe, ama, respira, ve, contempla... guíate con el sonido de los grillos, ellos marcan el ritmo para empezar a observar los detalles que dejamos pasar.

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